Una semilla en esta tierra desolada no puede germinar... Así cayó tu semilla en mí, como comprobamos tras mil médicos y mil tratamientos.
Cuando la conocí era una adolescente embarazada y asustada. Tú tendrás el niño, yo lo criaré. Ese fue el trato.
Ella siguió allí mientras crecía. Me ayudaba a cuidarle cuando yo no podía, le llevaba a sitios, le contaba historias; nos llamaba mamá a las dos.
Hasta que mi marido y yo tuvimos aquel accidente…
Yo tendré el niño, tú lo criarás, yo lo haré madurar. Ese fue al final el trato. El mejor de los tratos posibles.
jueves, 13 de enero de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)